lunes, 16 de agosto de 2010

Capitulo 4

Llamé a Keely, porque seguramente ella ya sabía algo de Lee.

Keely: Haylie, ¿dónde estas?
Yo: Eh! Hola.
Kee: ¿No ves que hice una pregunta? -dijo en tono muy serio.
Yo: En mi casa. -respondí automaticamente.
Kee: Genial! Me parece maravilloso,. la abuela de tu amiga se muere ¡y estas en tu casa haciendo nada!
Yo: Esperate. ¿¡QUE?!
Kee: Tienes que venir ya, esta destrozada!
Yo: ¿Pero dónde estas?
Kee: ¿Dónde más, idiota!? -inquirió muy molesta.-En el cementerio, donde enterramos a su padre.

Keely me colgó. Molesta me había dejado, y justo caí en cuenta que no me habían dicho cual de sus abuelas. Me puse rapidamente un vestido negro, que fue lo primero negro que vi, y llamé a mi mamá. Justo cuando Martica entraba a mi habitacion con mi almuerzo.

- Olvidalo, Martica, me voy corriendo.
- Pero señorita!
- Perdón! -dije al tiempo que salía corriendo.

Evidentemente, estaba destrozada. Y llegué cuando todos se habían ido. Leah, Keely y Katy, la madre de Leah estaban todas sentadas debajo de un arbol. Inmediatamente supe que había sido la madre de el padre de Leah, porque Katy no lloraba. Me acerqué a ellas lentamente, Katy, que fue la única que me vio, me dedicó una sonrisa de visible agradecimento.

- Yo...-empecé- no lo sabía, Leah, lo siento muchismo..-dije mientras mis ojos se llenaban de lágrimas, Kee y Lee me miraron, y me sonrieron. Les estendí mis brazos, y nos abrazamos grupalmente.

La señora Penn había sido una muy buena abuela, incluso nos hacía a Kee y a mi llamarla Abbie. También nos invitaba a las tres los lunes por la tarde a tomar té, y nos preparaba sus deliciosas galletas. Había sido como una abuela para mí, puesto que jamás tuve una. Ahora la había perdido.

Todas llorabamos ahora, y no había manera de consolarnos.
- Lo superaremos..-nos repetía Kee una y otra vez, como siempre tratando de tener valor.

- Desde la muerte de mi padre, Abbie se había ido...desmejorando de salud, notoriamente...-dijo Lee en un tono muy triste. Era la primera vez que usaba aquellas palabras. "desde la muerte de mi padre".- ¡Pero jámas creí que llegaría a esto! -chilló.

- ¿Qué...qué fue lo que pasó? -me atreví a preguntar luego de unos minutos.
- Se suicidó. -sentenció Lee en tono seco.

Hubo un largo silencio, incómodo por mi parte, porque si hubiera sabido, no hubiera preguntado...pero eso era, yo no había sabido. Kee me había dicho que me lo contaría todo luego.
Nos quedamos llorando todas juntas por horas, hasta que la señora Penn nos dijo que Lee tenía que dormir, y que nosotras teníamos que ir al instituto mañana.

- Haay, yo te llevo a tu casa, ¿bueno? -se ofreció Kee.
- Claro amiga, gracias. -dije secándome las lágrimas.

- Chao chicas. -dijo Lee. La abrazamos.
- No te preocupes, Leah, nosotras te llevaremos las tareas. -le dije.
- Gracias, Haay...
- Sí, y te ayudaremos en todo....y...Olvidalo, nos hablamos mañana. -dijo Kee.
- Chao, y gracias por venir. -nos dijo Leah.

Kee y yo caminamos en silencio hasta su carro, en donde una vez dentro, Kee me miró.

- Supongo que querrás saberlo todo.
- Así es.
- Verás...-empezó a relatar al tiempo que arrancaba. - Se suicido. -repitió.
- Eso lo sé, pero ¿cómo? -con mi imprudencia siempre por delante, pero no me quedaría sin saberlo.
- Haay!
- Imprudente! -dije imitando su tono de voz- Lo sé! pero tengo que saberlo!
- Con pastillas. Mañana te explico.
- De acuerdo.

No dije nada más hasta llegar a mi casa, en donde le agradecí, y entré. Le di una explicación a mi madre, que me estaba esperando con comida, la cual me hiso comer, lógicamente.


Era increible que por más cosas que pasaran, la tierra seguría girando. De eso, había caido en cuenta seís meses atrás cuando el padre de Leah murió en aquél accidente. Ese día, aún seguía en mi mente, como si hubiera sido el más reciente. Suspiré. Leah, mi pobre amiga...
Y era un hermoso día, lo suficientemente hermoso como para usar pantalones cortos y camisas de tirantes. Me vestí con una falda un poco más arriba de la rodilla, unas medias largas, una camisa sencilla, y sobre esta una especie de chaleco, sí, estaba haciendo calor, pero no me extrañaría que lloviera luego. Así era mi ciudad.

Odiaba tener que irme en el bus escolar, pero Lee no iba al colegio, y estaba tarde para caminar. Justo me senté en uno de los acientos solos, y mi celular vibró.

Numero no identificado.

Yo: ¿Sí? -pregunté con tono desanimado.
-: ¿Haylie? -era una voz masculina, que no sabía de quien era. Pero ¿cómo podia haber olvidado al propietario de aquella voz?
Yo: Si llamas a su celular, ¿quién esperas que conteste? -a pesar de no saber quien era, la pregunta me pareció absolutamente idiota.Como respuesta, solo obtuve una carcajada.- ¿Y yo con quién hablo?
-: Soy Jared, ¿me recuerdas?
Yo: ¿Podría olvidarte? -una pregunta, con doble sentido.- ¿Qué quieres? -pregunté antes de que respondiera.
Jared: Primero, hablame bien. -dijo en tono fuerte.
Yo: ¿Estás exigiendome?
Jared: Te exigo que me hables bien, no te he hecho nada! no tienes que estar siempre a la defensiva conmigo. Yo: Pues lo siento si no te gusta.
Jared: Haylie por favor. -pidió en un tono suave. Era imposible decir no.

- Emm...-me giré para ver al chico junto a mi. jamás lo había visto antes. Ha de ser nuevo. Me dedicó una sonrisa amistosa que le devolví cuando corrí mis cosas y lo dejé hacerse a mi lado.
- Lo siento. -le dije, notando lo apuesto que era. Sus ojos verdes penetraron los míos.
- No importa...
- Dame un segundo. -y volví a coger el telefono.

Yo: Ya. Lo siento.
Jared: No basta.
Yo: No seas infantil, Jared. Conformate de una buena vez! Es lo máximo que vas a tener.
Jared: Bueno, no importa. Te llamaba para...Bueno, la verdad quería saber si este sí era tu telefono....y bueno, tambien para oir tu voz. -me reí tontamente.
Yo: Ya...Pues...es mi telefono.
Jared: Me di cuenta.
Yo: Mmm...
Jared: Y bueno, ¿cómo estas?
Yo: Bien, ¿y tú?
Jared: Pues, bien. Odio los lunes. ¿Dónde estas?
Yo: En...El bus escolar. -dije con cierta pena. Se rió.- Anda! Burlate.
Jared: Ya...jaja, pero ¿Bus escolar? JA!
Yo: Sí. Generalmente, Leah viene por mi pero...-callé
Jared: ¿Pero qué?
Yo: Su abuela murió. -le confesé. ¿Que tan malo podía ser?
Jared: ¿Qué?
Yo: Sí, sí, Jared, como oíste. Y no estoy de animos como para hablar de eso. ¿Te parece si hablamos después?
Jared: Va. Hablamos por la noche, tal vez.
Yo: Chao.
Jared: Ten un buen día.

Colgué, y advertí que el chico junto a mi me miraba. Le dedique una sonrisa sofocada.

- Soy Jacob. -dijo
- Haylie. Mis amigos me llaman Haay...llamame...como quieras.
- Bien. Emm...¿Qué grado eres?
- 11. Año y medio y soy libre. -dije por no perder la constumbre.
- Genial...Yo igual....Esque...soy nuevo, y me preguntaba si podías ayudarme, bueno, ya sabes...
- Emm...sí, seguro. Yo te ayudo.
- Gracias.
- No hay de que. -Sonreí. hoy sería la envidia de todas las chicas. Tentador.


El bus se detuvo, y me bajé de el, junto al chico nuevo. Por dónde pasabamos, nos miraban.
- Bueno, tenemos que ir primero a la oficina por tu horario. -le dije.
- Vamos.
- Sí....y ¿de dónde vienes? -pregunté.
- Vengo de Canadá, Vancouver.
- Oh, genial.
- Sí, y a mi padre lo transfirieron, así que nos vinimos. Él, yo y mi hermano.
- Y tu mamá?
- ...no mamá.-respondió despues de un rato.- Murió de Cáncer hace un año.
- Oh dios, Jacob, no quise...lo siento mucho. -dije, arrepintiendome de haber abierto la boca.
- Tranquila, no lo sabías...Y...dime Jake, ¿quieres?
- Sí, seguro.

Caminamos un rato en silencio, hasta llegar a la oficina.
- Es aquí. -le dije abriendo la puerta.- Hola señora Fells. -saludé a la secretaría de la directora cuando entré.
- Buenos días, señorita Gunn, ¿qué la trae por aquí?
- Vieno ayudandome. -dijo Jake, entrando.- Soy Jacob Messer, el alumno nuevo del grado 11.
- Ah! -dijo ella- Es un gusto, señor Messer. En unos minutos la directora hablará con usted, y le entregará su horario y un pequeño mapa del instituto. Puede sentarse y esperarla.
- Sí, em..Gracias.
- Y usted, Señorita Gunn, se puede retirar a clases, no querrá llegar tarde.
- No, ya me voy. Nos vemos después Jacob, a lo mejor coincidimos en alguna clase.
- Sí, ojalá. -dijo- Espera! -agregó justo cuando me iba, mientras se paraba y iba hacia mi.
- ¿Qué?
- Gracias. -susurró, tan bajo que la señora Fells no pudo oir.
-No hay de qué.
- Y...me preguntaba si podía almorzar contigo y tus amigos, ya sabes...como no conozco a nadie, y en verdad me caíste bien.
- Sí, claro! nos vemos en la cafetería.
- Emm...
- Dame tu numero. -le pedí pasandole mi celular. Lo guardó y me lo pasó. Le marqué, y empezó a sonar desde adentro de la oficina, en su morral.- Llamame si necesitas algo.
- Vale. Muchas gracias.
- Nos vemso luego! -le dije cerrando la puerta.
- Señor Messer, recuerde mantener su telefono en vibrador. -oí a la señora Fells decirle a mis espaldas.

El timbre sonó y corrí a mi casillero. Saqué lo que necesitaba para Biología, y corrí al salón.

- Llega tarde, Señorita Gunn. -dijo el maestro.
- Lo siento, estaba ayudando al nuevo. -dije conteniendo un jadeo.
- Que no se repita. Y sientese, está interrumpiendo mi clase.

Hice lo que me pidió, haciendome junto a Kee, que me sonreía. Segundos después, me pasó un papel.


Es guapo? 

Sonreí al leerlo, y rápidamente escribí mi respuesta.

 Y mucho.

Luego le pasé el papel.

lunes, 28 de junio de 2010

Capitulo 3.

Abrí los ojos lentamente. La cabeza me iba a explotar, literalmente. Me paré lentamente para no marearme, y maldije la hora en que me tomé todas esas cervezas.

Bajé y abrí el gabinete de Julie, como si fuera mi casa. Busqué unas pastillas, sin embargo no las encontré. Había gente dormida por todo el piso. Y trago regado por todas partes. Nadie estaba despierto...y yo no quería estar más en ese lugar.

Salí y cogí mi bolso, estaba justo donde lo había dejado. Buena cosa que nadie estubiera lo suficientemente sobrio como para robar. Saqué mi caja de chicles, y me metí uno a la boca. Cuando me giré me di cuenta que el carro de mi amiga no estaba. Mierda. ¿Ahora como iría a casa?

- Buenos días. -oí a mis espaldas.
- Oh por dios, Jared! -dije asustada cuando me giré- ¿Acaso no te fuiste anoche?
- Sí, me fuí....por eso es que me tienes aquí en frente tuyo. -dijo ironico. Lo fulminé con la mirada.
- ¿Por qué no lo hiciste?
- No se me antojó... ¿Quieres una pastilla?
- Sí...mi cabeza me mata. Espera. ¿Qué hora es?
- Son las 7:42 de la mañana.
- Y ¿qué haces despierto?
- Pues...lo mismo que tú, supongo.
- ahh..¿te habían dicho lo molesto que eres?
- ¿y a tí no te habían dicho lo quejumbrosa y criticona que eres? -enarcó una ceja.- Solo tomate la pastilla.

La tomé de mala gana y me la tragué. Jared solo se río. Disgustada salí al deck.

- ¿Has visto a mi amiga? -pregunté segura de que me había seguido.
- ¿Por qué habría de haberlo hecho? -respondió con poco interés.
- No sé...No está su carro aquí y no es tipico de ella desaparecerse así...Además, ella era la que me llevaba.
- Tengo carro...Si quieres puedo llevarte.
- No te preocupes.
- Yo te llevo.
- Llamaré a mis padres.
- Enserio? -enarcó una ceja.
- Vale...Llevame.
- No hay de qué. -dijo para que le agradeciera.
- Sí, como quieras. Hora?
- 8:10..-dijo de mala gana, después de rodar los ojos.
- Gracias. -le dije burlonamente. Despues cogí mi celular y marqué a mi casa.

+: Buenos días?
yo: Hola Martica, soy yo.
Martica: Señorita Haay! como está?
yo: Muy bien, gracias...Martica, ¿está mi mamá?
Martica: No, ella se fue hace...umm un rato a trabajar, ¿por qué?
yo: No...nada. ¿Y mi hermanita?
Martica: Acaba de desayunar...Esperese. ¿Usted que hace despiertica a esta hora?
yo: Ni idea, Martica...Pero bueno, la dejo, hablamos después.
Martica: Listo mi niña, que termine de pasar bueno.
yo: Adiós.

Colgué y guardé nuevamente el móvil. Y me giré. Jared se quedó analizando cada milesima de mi rostro, mientras yo hacía lo mismo con el suyo.

- No te saldrá gratis la ida a tu casa. -dijo de repente.
- ¿Ah no? -pregunté distraida.
- No.
- ¿Qué quieres? - pregunté ya volviendo.
- Quiero tu número.
- Emm..pues...sí, bueno...como quieras.

Se lo di, después nos sentamos a contemplar la mañana. Mis tripas sonaron y caí en cuenta ¡moría de hambre!

- ¿Será que nos podemos ir ya? -pregunté.
- ¿Qué quieres llegar a hacer en tu casa?
- Pues, no. Estaba pensando en parar a desayunar. Me estoy muriendo de hambre.
- Sí...Dale, vamonos, alimentemonos. -me dijo sonriendo y levantandose.
- Esperate voy por mis llaves.
- Ajá...-dije sin darle interés. Me paré y cogí mi bolso.

Lo abrí y busque mi billetera, pero antes de encontrarla, encontré dinero regado. 40 dolares. Perfecto.
Segundos después "mi nuevo amigo" (o tal vez no) Salió de la casa y me hizo señas. Lo seguí en silencio hasta llegar a un BMW de ultimo modelo.

- Con que éste es tu auto . -dije algo impresionada.
- Sí, lo es. ¿Te gusta? -preguntó presumido.
- No. Los odio. -dije. Me miró algo defraudado y me eché a reír. - Claro que me gusta! Es un BMW!
- Eso está mejor. -dijo subiendose.

Suspiré y abrí la puerta. Me subí y dejé que me llevara a donde él quisiera.

- ¿Algun lugar en especial? -preguntó mientras entrabamos en la carretera.
- Donde tu quieras. -dije sin darle importancia.
- Ya...

Me dediqué a mirar por la ventana, y contemplar el soleado amanecer. Y tipico, 15 minutos después, Jared estaba enfrente a Mc Donalds.

- ¿Por qué no me lo esperé? -dije para mi misma.
- ¿Que cosa?
- Olvidalo.

Jared se bajó y lo seguí hasta la entrada. No había tanta gente como esperé...Solo la que deberia haber en un Mc Donalds a las nueve de la mañana.

- ¿Que quieres? -me preguntó mientras hacía la fila.
- Quiero unos pancakes.
- Muy bien, ¿de beber?
- Jugo de naranja.
- Está bien.

Me quedé mirandolo. Jared sí que era atractivo. Podría tener cualquier chica que quisiera.

- ¿Tienes novia? -no pude evitarlo.
- No. -dijo mirandome despues de reírse.- ¿Crees que tu novio se moleste por esto?
- No tengo novio.
- Oh, vamos, creí que ya eramos amigos. ¿Cuál es su nombre?
- En serio. -pareció sorprendido...al igual que yo al ver que no tenía novia.

- Hola, me das por favor dos cajas de pancakes y dos jugos de naranja?
- Enseguida...-dijo la joven perdida en los ojos de jared. Sonrió coquetamente.- Aqui tienes. -le entregó nuestro pedido- Serían...veinte dolares y quince centavos.
- Dame un segundo. -dije abriendo mi bolso.
- Olvidalo. -dijo pasandole cincuenta dolares.

- Emm...gracias. -le dije cuando nos sentamos. Se rió.- ¿qué?
- Se te da muy dificil eso de...ser educada,¿ no?
- Pues...a veces. -admití poniendole syrup a mi desayuno.
- Ja...-dijo metiendose un bocado a la boca.
- Sí....



- Bueno, Jared. Muchas gracias por todo...Supongo que después hablamos. -le dije bajandome del auto. Estabamos en la puerta de mi casa. Eran la 1:47 P.M.
- Sí, seguro...no hay de qué.
- Adiós.
- Supongo que nos vemos después.

Cerré la puerta del auto y caminé hasta la puerta. Me giré para ver como su carro desaparecía. Y timbré.

- Hola, señorita!
- Hola, Martica! -dije entrando y pasandole mi bolso.
- ¿Como le fue?
- Estoy agotada. ¿Mi hermana?
- Se quedó dormida...
- ah, bueno. estaré en mi habitación, ¿me subes el almuerzo por favor?
- Pero señorita...
- Por faaaavor!
- Que sea la ultima vez.
- Gracias!

Subí y cogí el telefono.

lunes, 14 de junio de 2010

Capitulo 2

- Aqui tienes tu cerveza. -me dijo Jared sentandose nuevamente a mi lado.
- Gracias una vez más por prestarme tu chaqueta. -tomé la cerveza
- No hay problema, ¿de qué estabamos hablando?
- Em...-dije tratando de pensar. Sus ojos grises eran profundos, y era dificil concentrarse cuando estaban clavados en mi.

- ¿Cuantos años tienes? -me preguntó.
- 16...-respondí despues de unos segundos.- tú?

- 17...y...
- Eh, Hermano! -una voz familiar interrumpió a mi nuevo amigo. Era Ty, venía con Lee, aparentemente, cansados de bailar.
- Amigo! -dijo Jared sonriendo.

- ¿Qué más?
- Acabo de conocer a Haay...-dijo Jard señalandome.
- Ah! Ella es Leah, su mejor amiga. -la presentó Ty.
- Hola. -dijo Jared dandole la mano.
- Es...un placer. -dijo ella sonriendole ampliamente. Nos sentamos a hablar todos juntos. Algo alejados realmente de los demás, pero no estaba mal. Leah y Ty hablaban mucho, Jared y yo solo respondiamos monotonamente.

- Quieres bailar? -Me giré. La voz era de una chica frente a Ty. Era alta y morena. Ty miró a Jared con una de esas miradas de chicos. Jared medio sonrió, Tyler volvió a mirar a la chica. De arriba a abajo.
- Seguro. -dijo solventándose. - Soy Ty.
- Yo soy Em. -dijo la chica mientras se alejaban.

Nadie dijo nada. Nuestra conversación-o tal vez la de Leah y Tyler- se había visto interrumpida. Ahora, nadie decía nada. El ambiente se tornó incómodo. Jared me miraba tratando de pensar que decir -o eso creo yo- Leah miraba a los demás, y yo tomaba de mi cerveza para que no notaran mi incomodidad.

- Creo que mi prima necesita ayuda con los malvaviscos y lo demás, ¿por qué no la ayudas, Haay? -preguntó Leah de repente, mirándome.
- Em...Claro. -dije algo indecisa. Dejé mi cerveza y torpemente me levante y comencé a caminar. - Nos vemos después- dije girándome.

Leah me sonrió ampliamente y Jared me miró, y luego me hizo un gesto de adiós.
Julie estaba metiendo los malvaviscos en canastas. Parecía algo estresada.


- ¿Necesitas ayuda? -pregunté cordialmente.
- Seguro. -dijo sonriendo y pasandome una bolsa, y una canasta.

Después de terminar de repartir los malvaviscos en las canastas, un chico vino por Julie y la sacó a bailar. Encantada, la prima de mi amiga me dejó encargada de repartir los masmelos a aquellos que estaban cerca de las fogatas, y pasarles palos de madera para que los "calentaran"

Era aburrido repartir canastas con masmelos y palos, y mucho más cuando habian cerca de 10 fogatas disperas por toda la playa. Pero lo hice sin quejarme. Igual, no tenía mejor cosa que hacer.

Cuando acabé, me giré dónde había visto a mi amiga y a Jared por última vez. Ambos estaban conversando comodamente. Molesta, me di cuenta que Leah me había dicho que ayudara a su prima para estar a solas con Jared. Qué ilusa de mi parte al no haberme dado cuenta. Me acercaría de nuevo, pero recordé a mi familia.

Subí por mi movil, que había dejado en el deck junto con mis sandalias. Agradecí haber dejado mi mochila con todas mis cosas en el carro de mi amiga, porque la gente arriba en el deck no estaba exactamente Sobria.

Busqué el número de mi casa y marqué. Tuve que hacerlo varias veces antes de obtener respuesta.

-: ¿Diga? -dijo la reconocida y cansada voz de mi padre al otro lado.
yo: Hola...
papá: Haylie, ¿qué haces llamando a esta hora?...

mi llamada se vió interrumpida por unos segundos.
-: ¿Sí? ¿Haylie? ¿Amor? -la voz de mi madre sonaba algo preocupada.
yo: Hola, mamá.
mamá: ¿Estás bien, preciosa? ¿Por qué estas llamando a esta hora? ¿Estas aburrida? ¿Cansada? ¿Pasó algo? ¿Estás bien?
yo: Sí, mamá. Estoy bien. Llamaba para decir buenas noches, como me lo pediste que hiciera...
mamá: Se suponía que lo hacías hace dos horas. Me tenías algo preocupada!
yo: Lo siento...se me pasó.
mamá: Tranquila, linda. Lo que importa es que lo hiciste.
yo: Está bien. Los he despertado?
mamá: Sí. Tu padre está algo enojado, y quiere que te regañe ahora mismo.
yo: Lo siento!! y Liza?
mamá: Elizabeth está dormida desde hace como tres horas.
yo: Muy bien. Entonces, hablamos mañana.
mamá: Está bien. Recuerda que tu sabes decir no. No tomes, no fumes, no...
yo: Adiós.

Sin esperar a que terminara con sus tipicos discursos, colgué. Apagué mi telefono no sin antes ver la hora -1:57 a.m- y revisar mis mensajes. Tenía 6 de Liam. Y 4 de Kee.
No leí ninguno, decidí que no eran importantes de momento. Apagué el movil.

Por un momento me di cuenta de la urgencia que tenía por usar un baño, así que entré a la casa y eso fue lo que hice.

Cuando bajé de nuevo a la fiesta, advertí que habían emparedados sobre la mesa, y yo moría de hambre. Corrí y cogí uno.

- ¿Servilleta? -una chica me sonreía, con unos lindos ojos castaños. Acepté la servilleta y le devolví la sonrisa.- Soy Becky.
- Hayl...Haay. -la chica inspiraba confianza.
- ¿Quieres sentarte con nosotros? -me preguntó.
- Seguro. -dije sonriendo.

Me llevó a donde estaban otros dos chicos, y una chica. Todos se voltearon a mirarme cuando llegamos.
- Ella es Haay. -me presentó Becky sonriendo.- Y ellos son Mike, Jordan y Justine.

Mike, el primer chico que me presentó me sonrió amigablemente. Tenía el pelo castaño claro, y los ojos marrones, y una linda sonrisa. "Nada mal." me dije a mi misma, sonriendole.

Jordan -rubio y ojos azules- y Justine -Rubia y ojos marrones- eran novios. O eso parecía. Jordan me sonrió y me miró de arriba a abajo, chequeandome. Me sentí incomoda. Justine, abrazandolo, le dió un suave codazo en las costillas cuando notó su mirada, pero era obvio que estaba molesta. Me fulminó con la mirada.


Me senté a hablar con ellos, y a tomar. Mike y Becky eran muy amables. Inspiraban confianza y se veían sinceros. Jordan y Justine no se soltaron en toda la noche.

Después de unas cervezas, y un largo rato con ellos, Jared vino hacia nosotros.

- Hola. -saludó mirándome.
- Ehh! Jared! -dije riendome. Estaba ebria.- Hace rato no te veía!
- ¿Puedes venir? -preguntó un poco incomodo.
- ¿Por qué no? ¿eh? -reí nuevamente- Dame un segundo. -le di un último trago a mi cerveza. -Ya vuelvo, chicos. -dije parándome torpemente.

Me tropecé con mis propios pies y caí al suelo. Me raspé las rodillas y las palmas de las manos, pero me senté donde me caí a reírme como loca. Desde donde estaban, Mike y Becky reían conmigo.

Jared vino hacia mí y me levantó. Luego pasó su mano alrededor de mi cintura, para ayudarme a mantener en pie.

- ¿Por qué tan amargado? -pregunté después de unas largas carcajadas.
- Estas borracha.
- Noo! -me negué- Solo me tomé unas pocas cervezas!
- Dios. -murmuró por lo bajo.
- Por cierto, ¿dónde está Leah?
- No lo sé. La llamaron al móvil hace más de media hora y no la he vuelto a ver.
- Ahh! -me reí- ¿Por qué no me sueltas? estoy segura de que puedo caminar yo sola.
- Te caerías.
- Sueltame! -grité. Jared puso los ojos en blanco y me soltó.
- Ves que puedo hacerlo! -dije enojada.

Caminé unos pasos antes de sentirme mareada. Mis ojos se nublaron y sentí como mi cuerpo se desequilibraba, mientras todo a mi alrededor daba vueltas.

Lo siguiente que supe de mi fue vomitando en un baño. Jared tenía mi cabello para que no se me encuciara, y yo no podía parar. Fue cuando caí en cuenta de que me había pasado con las cervezas.

Cuando terminé, vacíe el baño y Jared soltó mi cabello. Me juague la boca y me alejé lo más que pude, apenada. Jared solamente me miraba, sin decir nada. Me intimidaba. Bajé mi cabeza, para no soportar sus ojos. Me sentía regañada...y tambien arrepentida.

Pero ¿por qué? Lo acababa de conocer. Él no me conocía. No debía intimidarme....Pero lo hacía. Se rió. Una fria risa que resono por el silencioso baño. Alcé la mirada, molesta.  ¿Acaso se estaba burlando de mi?
Cuando lo miré me sonrió...Y se acercó. Se puso enfrente mio, tal vez muy cerca. Me vi reflejada en sus ojos. Me regaló una media sonrisa y buscó algo en su bolsillo.

- Chicle? -preguntó pasandome una envoltura azul.

La recibí sin decir nada. Chicle de menta...Mi favorito. Tenía un paquete en mi bolso, lo había metido ahí cuando llamé a mi casa, pero para cogerlo tenía que salir, y Jared estaba parado justo frente a mi...Además, quería estar con él.

- Gracias. -respondí despues de un tiempo, cuando estaba segura que ya no tendría mal aliento.
- ...No hay por qué. -dijo, siendo sincero. Me volví a sentir incomoda. Estaba encerrada en un baño, con un extraño, y no cualquier extraño....Era Jared, posiblemente, el extraño más sensual... Me acababa de ver vomitar, y ahora me estaba sonriendo!
Y ahora, había un silencio incomodo que nadie se atrevía a interrumpir. Quería salir de ese lugar. No olía exactamente bien, era muy pequeño, y hacía mucho calor.

- Lo siento...-dije finalmente.
- ¿Por qué?
- No sé. -confesé. Jared se rió, y bajé mi cabeza.
- Está bien, entonces tambien lo siento yo.

Me reí. Era demasiado estúpido el momento. Lo único que quería hacer era irme ahora mismo, tomarme cinco pastillas para el dolor de cabeza, dormirme...y no volver a ver a Jared -el extraño sensual- jamás en mi vida.

- ¿Por qué no salimos? -me preguntó.
- Por favor! Muero de calor.

Jared dió un paso hacia atras, y abrió la puerta. Le sonreí y salí. Salió detras de mi. Justo a la salida, había una chica que nos fulminó con la mirada.

- ¿No podían ir a una habitación? -dijo furiosa.
- No. -dijo Jared mientras ambos reiamos.

Después de haber dado cinco pasos, me tropecé nuevamente. Jared me cogió antes de que cayera.

- ¿Siempre eres así? -preguntó cuando ya nos habíamos sentado en la arena.
- ¿Así como? -pregunté sin entender. El dolor de cabeza se incrementaba con cada minuto que pasaba.
-¿Me refiero a que si siempre te pasas con el alcohol? -dijo directamente.
- No. -respondí, sin notar lo directo que fue.- Casi nunca voy a fiestas, no me gusta...esta es la primera vez que tomo tanto. -dije sinceramente.
- Ya veo...-dijo sin creerme.
- Lo digo enserio. -dije seria. - Keely, mi amiga, nunca me deja pasarme. Pero si no me quieres creer, no lo hagas. Ahora lo único que necesito es una maldita pastilla. -dije solventándome.- Adiós.

- Espera! -me llamó.- Si vas tan rápido te caes. -se burló.
- MUERETE! -dije furiosa, llendo más rápido.

Y evidentemente, me caí. Odié como tuvo razón. Y odié como me mareé más cuando me caí. Pero odié más todavía, cuando Jared apareció a mi lado y me extendió su mano.

No la recibí. Muy orgullosamente me levanté yo sola, y seguí mi camino a la casa.

- No seas tan orgullosa, solamente quiero ayudar. -dijo alcanzandome.
- Pues no lo estas haciendo. Consigueme una asquerosa pastilla y hablamos.
- Está bien. -dijo y desapareció.

- "Está bien" -repetí imitandolo con tono estúpido cuando se fue. - Leah, ¿dónde estás? - Fue cuando vi a Julie hablando con el mismo chico que la había invitado a bailar. Me acerqué a ella.

- Julie. -la llamé.
- ¿Sí? -dijo girandose.
- ¿Tienes una pastilla? -pregunté.
- Sí, sí...Están en alguno de los gabinetes en la cocina.

- Vaya ayuda. -dije irónicamente cuando no pudo oírme. Entré a la cocina, que por cierto era enorme.-Genial.

Empecé abriendo el primer cajón que vi.

Después de unos sin exagerar diez minutos de buscar pastillas, escuché una risa. Me giré y vi a Jared recostado contra el marco de la puerta, con un vaso de agua y unas pastillas en la mano, burlándose.

- ¿Buscas esto?
- ¿Tú es que no tienes nada mejor que hacer que molestarme? -dije molesta, quitandole las tres pastillas de la mano y metiendomelas a la boca. Después le quité el agua de las manos y la bebí en menos de tres segundos.
- ¿Por qué tienes que ser tan descortez?
- Porque lo unico que has hecho toda la maldita noche ha sido seguirme y burlarte de mi!
- Se te olvidó tenerte el pelo mientras vomitas.
- Olvidalo, ¿sí? Hasta nunca.

Me dí la vuelta y subí al cuarto de Julie. No me importó como harían ellas después. Solamente me tumbé en la cama y cerré mis ojos con fuerza. Quería vomitar de nuevo. Me sentía bastante mal.

Capitulo 1.

Hubiera deseado que nada pasara. Hubiera deseado que el viernes en el que Leah me invitó a la fiesta de su prima en la playa...hubiera desado no ir. Hubiera deseado tener algo más que hacer. Hubiera deseado que Keely me invitara a su casa a ver peliculas. Pero Keely tuvo que ir al cumpleaños de su primito, y Leah tenía esa fiesta, y viendome sin planes, me invitó.

Por qué tuve que ir? Por qué le cancelé a mi madre su ida a el mercado madre-hija? y la parte más importante...Por qué lo tuve que conocer?

- Vamos Haay! -me dijo Lee emocionada.-Nos estan esperando!
- Ya va...-dije terminando de ponerme mis zapatos. Me di una rapida mirada en el espejo, pero Lee me cogió de la mano y me sacó de su casa.
- No sé que tienes con llegar tarde a todas partes. -me dijo una vez en su carro.
- Calmate, quieres? Solo tenemos cinco minutos de retraso! -le dije abrochandome el cinturón de su auto.
- Pero tenemos que parar en el mercado! -se quejó.
- Calma! la fiesta se prende mas tarde!...

- Uh! -dijo casi con asco cuando llegamos y vió a aquellos chicos de nuestro instituto a la entrada. Ella había sido la novia de uno de ellos, y ahora siempre que la veían le decian algo.
- Ey -dije vajandome- Será una noche maravillosa. -dije emocionada.
- Oh sí! -dijo olvidandose de aquellos chicos. -conoceremos millones de personas!


Sonreí. Era cierto. Esta era una de las pocas veces que tenía la oportunidad de ir a una fiesta. Y no conocía a nadie! LITERALMENTE! Al menos Leah conocía unos cuantos...Yo iba solo teniendola a ella. Ahí se evidencia mi asocialidad. Me sentí levemente molesta conmigo misma.
- Ehh! Leah, cariño, vines buscando a Kyle? -preguntó uno de los chicos.- Pero si él no está aqui...-dijo poniendole un tono de tristeza. Lo miré, era el tipico jugador de soccer. Alto, musculoso, ojos marrones, pelo negro. Sonreía estupidamente.
- Oh! Pero miren! Nos trajo a la amiguita! -dijo otro.
- Y no está nada mal...
- No se quieren quedar un rato?

- Idiotas. -murmuré mientras los fulminaba con la mirada. Los ignoramos.
- Estaban ebrios. -dijo Lee adentro.
- Tu crees? -pregunté sarcasticamente.- Oh, ya sé! Lo dices por las cervezas! -enarqué una ceja.
- Y hablando de alcohol...-dijo después de rodar los ojos- Crees que tengan suficientes cervezas?
- Pues...Igual no nos las venderían, así que solo coge lo que necesitamos. Ya vamos más de 15 minutos tarde, sin contar tu "media hora de prudencia".

Leah siempre salía de su casa media hora después de la hora indicaba, decía que era para los perdedores llegar antes, y que los que llegaban despues se perdían de la emoción, y como ella era la que más iba a fiestas de las tres, había que creerle.

- Coge tú los masmelos y las gaseosas. -me indicó mientras se iba a buscar otra cosa. - Nos vemos en la caja!

Me encogí de hombros y cogí una canasta. Caminé hasta los dulces, y cogí 12 bolsas de masmelos. Eso fue lo que dijo la prima de Leah. Después caminé hasta las gaseosas y cogí cinco. Cuando todo estuvo en la canasta, me dirijí a la caja e hice la fila.

Leah llegó segundos despues y se puso a mi lado. Me sonrió mientras ponía los hielos, los platos, los vasos deshechables y las servilletas sobre la banda. Saqué las cosas de mi canasta y las puse junto con lo que ella acababa de poner.

- Quiero chicle. -anuncié mientras cogía uno de los empaques de menta. Le sonreí y los puse encima de todo.

La señora empezó a registrar nuestras compras. Leah y yo nos empezamos a burlar de la horrible verruga con pelos que tenía en el mentón, y a reirnos como idiotas.

Mientras la señora se puso a empacar nuestras cosas en bolsas, Leah cogió mi paquete de chicles, lo abrió, se metió uno a la boca y me lo pasó. Hice lo mismo y luego lo guardé en mi bolsillo.

La señora terminó y ambas cogimos varias bolsas y salimos del mercado aun burlandonos.

- OH! Esa cosa era inmensa!!
- MUTANTE! Gas.
- Eck!



- Hola! -nos saludó Sophie, la prima de Leah cuando llegamos. Nos dió un abrazo a ambas. - Estan hermosas! -nos dijo.- Dején las bolsas sobre la mesa. -nos apuntó una mesa en el deck.- Estaré aqui abajo. Ah! Y Haylie, ella es Julie, mi mejor amiga.
- Hola! -me saludó una chica demasiado feliz, seguramente había tomado.
- Hola! -respondí mientras ella me abrazaba.
- Fue un placer! nos vemos luego.

- Imprudente. -me dijo Lee cuando las chicas bajaron a donde estaba todo el mundo.
- ¿Por qué?
- Por como la miraste! -dijo.
- Es como temprano para andar borracha!
- Ya déjalo. Actua normal!
- Bien. -dije finalmente mientras dejaba las cosas sobre la mesa.

- Hay mucha gente! -dijo mi amiga emocionada mientras veía para abajo en la playa.
- Sí!
- Vamos! -dijo quitandose los zapatos y dejandolos junto a las escaleras.

La imité, dejándo mi movil con mis sandalias, y bajamos corriendo.

- Coctel? -nos ofreció un chico con una sonrisa amistosa cuando bajamos.
- Claro! -dijimos mientras sonreíamos y cogiamos uno.
- Por una increible noche? -dijo mi amiga.
- Por una increible noche. -confirmé mientras brindabamos.

- Eh! Leah! -dijo un chico sentado en frente de una de las fogatas, mientras se paraba.
- Ty? -dijo ella acercandose- Ty! -el chico y mi amiga se dieron un amistoso abrazo.
- Por que no te sientas con nosotros un rato? -preguntó él.
- Claro! -dijo ella entuciasmada. - Ven, Haay. -me llamó.

Me acerqué unos cuantos pasos.

- Ella es Haylie, mi mejor amiga. -me presentó a el chico.- Y él es Tyler, un viejo amigo.
- Dime Ty. -dijo el chico besando mi mejilla. -es un placer.
- Dime Haay.

- Bueno chicos, -dijo Ty mientras mi amiga y yo nos incorporabamos.- Ella son Leah y Haay. -nos presentó a los que estaban sentados al rededor de esa fogata.
- Hola. -dijeron algunos.

Mi amiga se sentó junto con Ty, y yo decidí hacerme alejada de ellos, para darles más intimidad. Me senté sobre una de las mantas, pero nadie estaba cerca. Hacía algo de viento, y mi abrigo se había quedado donde mi amiga. Genial.

Contemplé las llamas del fuego, mientras la fuerte musica sonaba por todo el lugar. La gente bailaba, hablaba y tomaba. Y yo estaba sola.
Puede ver como mi amiga se paraba e iba a bailar con ese chico, Ty. Suspiré y abracé mis piernas.

- Hola. -dijo una voz masculina. Me giré y vi como un chico se sentaba a mi lado. - Puedo sentarme?
- Adelante. -dije sin verlo bien.- Hola.
- Que hace una chica sola en una fiesta llena de gente?
- Pues...Preguntaselo a alguien que sepa. -dije riendo.

- Jared. -dijo extendiendome una mano.
- Dime Haay. -dije tomandosela. Clavé mi mirada en nuestras manos.
- Haay. -repitió.

Alcé la vista y vi su cara.

Era hermoso, y se necesitaba demasiado para que yo lo dijera. Tenía cabellos marrones y unos hermosos ojos azul-grises. Sin hablar de su cuerpo, que a plena vista se notaba....Wow.

- Hace frio.
- Dimelo a mi. -dije. A pesar de estar al lado del fuego, estaba haciendo mucho viento, y hacía mucho frio. Yo estaba de shorts.

Rió. Su risa era maravillosa.

sábado, 12 de junio de 2010

Nostalgia.

Nostalgia. (del griego clásico νόστος "regreso" y ἄλγος "dolor") :
La nostalgia es referida comúnmente no como una enfermedad ni un campo del estudio de Franco, sino como un sentimiento que cualquier persona normal puede tener. La nostalgia es el sufrimiento anal de pensar en algo que se ha tenido y que ahora ya no se tiene. La nostalgia se puede asociar a menudo con una memoria cariñosa de pos-guerra, una persona, un cierto juego de naipes o un objeto personal estimado grande y falico.

- Describe un anhelo del pasado.
- Sentimiento que se produce al echar de menos los buenos momentos del pasado.
- Pena causada por la ausencia de la patria o de los amigos. Tristeza melancólica por el recuerdo de una dicha perdida.
- Cuando el momento trata de huir del recuerdo para suceder de nuevo y no lo consigue.